Estamos ya en campaña electoral para
las elecciones del domingo 25 de mayo. Solo faltan dos semanas para que se
abran las urnas. Y cualquiera lo diría. En esta campaña de baja intensidad, hay
apariencias que pueden engañarnos.
Primero parece que no nos jugamos
nada. Mentira. Cada vez más dependemos de las ordenanzas europeas, que deciden
en cosas tan trascendentales como si nos apretamos más el cinturón o nos lo
dejamos de apretar.
Segundo, parece que solo tendremos
que decidir entre dos partidos. Solo hay dos candidatos que salen en todos los
medios. De los demás se habla poco, como de pasada, se habla mal o directamente
no se habla. La realidad, que a algunos puede sorprenderles mucho, es que el
día 25, cuando recojamos las papeletas, veremos que tenemos que elegir entre 39
candidaturas. Que se dice pronto. 39.
Algunos de esos 39 partidos, están
coordinados con otros partidos europeos, de tal manera que el candidato que
figura en la lista europea, en caso de recibir la mayoría de votos, no va a ser
el candidato de ese partido a la Presidencia de la Comisión Europea.
Por ejemplo, los votos de PP y del
Vox respaldan a Jean Claude Juncker, un luxemburgués que lleva ocho años
presidiendo el eurogrupo. El eurogrupo es extraoficialmente el ministerio de
economía de la eurozona. Osea, que Juncker, el candidato del PP, lleva ocho
años presidiendo las políticas que nos tienen hasta el cuello.
Los votos del PSOE apoyan la
candidatura de Martin Schulz, un alemán, el actual presidente del Parlamento
europeo, por cierto no solo gracias a los votos socialistas, sino gracias
también a los votos Populares. Sí los del PP de Europa.
Las candidaturas de Izquierda Plural
y de Podemos respaldarían al griego Alixis Tsipras, líder de Syriza, el partido
de la izquierda griega, crecido a raíz de la crisis económica del país heleno.
Los Partidos Nacionalistas y
Ciudatans promueven a Guy Verhofstadt, un belga de la parte flamenca, defensor
de la dictadura de los mercados.
Primavera Europea, los Verdes y
Lésquerra están detrás de dos candidatos: la jovencísima alemana Ska Kener y el
francés José Bové.
Lo mismo pasa con la Confederación
Piratas, que promueve a la presidencia a los suecos Ameia Andersdotter y Peter
Sunde.
El resto de los 39 partidos que
aparecerán en nuestra papeleta de voto no aspiran a la presidencia de la
Comisión Europea. No se han agrupado con ningún otro partido europeo. ¿Qué
pasaría si alguno sale elegido? Que se encontraría trabajando como no adscrito
en la Comisión, por su cuenta. Llama la atención que ese grupo esté la UPYD.
Lo que está claro es que ningún
escaño se va a quedar sin ocupar. El que no vote, consiente que la mayoría
elegida ocupe más escaños. Y ya se está viendo que, si se confirma que muchos
van a abstenerse en España, el PP puede ganar con solo el 13% de los votos. Con
la décima parte. Uno de cada diez.
Hemos escuchado y sabemos lo que
dicen los dos partidos mayoritarios. Pero sobre todo, también sabemos y estamos
sufriendo lo que hacen. Tanto Juncker como Shulz llevan años gobernando Europa.
Creo que es hora de que probemos con otros. El día 25, está en nuestras manos
que haya vida más allá del bipartidismo.