Hay por aquí cerca quien se rasga
las vestiduras porque, en Radio Chinchilla, se critique el bipartidismo y sin
embargo no dice ni pío de que se celebre, en una televisión nacional, un debate
donde solo aparecen dos candidatos. Ambas cosas suceden en medio de la campaña
electoral para las elecciones del próximo domingo. Y tienen una repercusión
abismalmente distinta. En la televisión lo puede ver toda España. Radio
Chinchilla tiene un número digno, pero limitado de oyentes. Aquí no pedimos el
voto para nadie en concreto. En la televisión pasa todo lo contrario: de 39
candidaturas a las que podremos votar el domingo, solo aparecen dos, el PSOE y
el PP. Como si las demás no existieran.
En todo el debate televisivo, que estaba
cuidadosamente pactado para que nadie se saliera del guion, no se habló para
nada de Europa. Que es de lo que se trata, ¿no? Es más, la candidata del PSOE
ni siquiera tocó ni de pasada la revelación más importante de la semana: que el
juez Pablo Rus, tras investigar concienzudamente los papeles de Bárcenas,
considera probado que el PP financió sus campañas electorales de manera ilegal
y que estuvo pagando sobresueldos a sus líderes con dinero negro. O sea, que ha
estado haciendo trampas en las campañas y que ha estado engañando a Hacienda,
que somos todos.
Por supuesto es relevante que, en un
debate para las elecciones del próximo domingo, la candidata del PSOE no ataque
a su contrincante por ese flanco, sino que se limite a decir que es un
machista, que también lo ha demostrado, por otra parte. Y también es relevante
que todos los medios de comunicación, afines a uno y a otro partido, repitan
que en las elecciones del domingo va a haber una abstención récord de casi el
45%.
Los mensajes subyacentes de todo
esto son varios: no voten a ningún otro partido, que solo hay dos. Mentira, hay
treinta y nueve. Para qué molestarse, si todas las candidaturas son iguales.
Mentira, hay al menos treinta y siete que no han tenido nunca la oportunidad de
demostrar que pueden actuar de otra manera. No voten, que todo va a seguir
igual. Como va a seguir igual, sin ningún lugar a dudas, es si no votan. En
países como Uruguay y Costa Rica tienen candidatos inesperadamente normales,
inesperadamente ajenos a los partidos mayoritarios, porque los ciudadanos han
ido a votar a otros en vez de rendirse antes de tiempo.
Podemos estar indignados y podemos
estar desmoralizados. Pero eso son sentimientos. Ante los sentimientos se puede
reaccionar de muchas maneras. Pasando de las elecciones, haciendo un voto de
castigo para nadie, que es un partido que no ha ganado ni ganará nunca, o
votando a cualquier otro, a ver qué pasa. En principio, pasará que se rasgarán las
vestiduras los que ven normal que solo parezca que existen dos partidos.