martes, 20 de mayo de 2014

Contra los mensajes subyacentes de las elecciones


Hay por aquí cerca quien se rasga las vestiduras porque, en Radio Chinchilla, se critique el bipartidismo y sin embargo no dice ni pío de que se celebre, en una televisión nacional, un debate donde solo aparecen dos candidatos. Ambas cosas suceden en medio de la campaña electoral para las elecciones del próximo domingo. Y tienen una repercusión abismalmente distinta. En la televisión lo puede ver toda España. Radio Chinchilla tiene un número digno, pero limitado de oyentes. Aquí no pedimos el voto para nadie en concreto. En la televisión pasa todo lo contrario: de 39 candidaturas a las que podremos votar el domingo, solo aparecen dos, el PSOE y el PP. Como si las demás no existieran.
En todo el debate televisivo, que estaba cuidadosamente pactado para que nadie se saliera del guion, no se habló para nada de Europa. Que es de lo que se trata, ¿no? Es más, la candidata del PSOE ni siquiera tocó ni de pasada la revelación más importante de la semana: que el juez Pablo Rus, tras investigar concienzudamente los papeles de Bárcenas, considera probado que el PP financió sus campañas electorales de manera ilegal y que estuvo pagando sobresueldos a sus líderes con dinero negro. O sea, que ha estado haciendo trampas en las campañas y que ha estado engañando a Hacienda, que somos todos.
Por supuesto es relevante que, en un debate para las elecciones del próximo domingo, la candidata del PSOE no ataque a su contrincante por ese flanco, sino que se limite a decir que es un machista, que también lo ha demostrado, por otra parte. Y también es relevante que todos los medios de comunicación, afines a uno y a otro partido, repitan que en las elecciones del domingo va a haber una abstención récord de casi el 45%.
Los mensajes subyacentes de todo esto son varios: no voten a ningún otro partido, que solo hay dos. Mentira, hay treinta y nueve. Para qué molestarse, si todas las candidaturas son iguales. Mentira, hay al menos treinta y siete que no han tenido nunca la oportunidad de demostrar que pueden actuar de otra manera. No voten, que todo va a seguir igual. Como va a seguir igual, sin ningún lugar a dudas, es si no votan. En países como Uruguay y Costa Rica tienen candidatos inesperadamente normales, inesperadamente ajenos a los partidos mayoritarios, porque los ciudadanos han ido a votar a otros en vez de rendirse antes de tiempo.
Podemos estar indignados y podemos estar desmoralizados. Pero eso son sentimientos. Ante los sentimientos se puede reaccionar de muchas maneras. Pasando de las elecciones, haciendo un voto de castigo para nadie, que es un partido que no ha ganado ni ganará nunca, o votando a cualquier otro, a ver qué pasa. En principio, pasará que se rasgarán las vestiduras los que ven normal que solo parezca que existen dos partidos.