lunes, 13 de octubre de 2014

Sentimientos que nos ciegan

Supongo que han observado cómo funcionan las noticias. Cada semana hay un tema estrella del que todos los medios hablan sin parar, como si no existiera otra cosa. Poco a poco el tema va perdiendo fuerza, pero antes de que se apague del todo, aparece otro tema estrella que lo sustituye.
Hace dos semanas eran las elecciones catalanas. Esta última semana ha sido el ébola. Así funcionan los medios y así nos hacen funcionar.
Son temas que despiertan sentimientos fuertes. El de las elecciones catalanas está bien elegido porque a muchos catalanes les cabrea que no les dejen pronunciarse y a muchos no catalanes les cabrea que los catalanes se sientan especiales y quieran separarse. Aunque no son tantos los que quieren separarse y hay muchos no catalanes que sabemos que el asunto no es cosa de todos los catalanes, el cabreo está servido.
Lo del ébola era un asunto marginal de los telediarios, hasta que lo trajeron a España. Tuvieron que traerlo dos veces, y dar lugar a que se infectara una sanitaria para convertirlo en tema estrella. Esta vez, el sentimiento que despierta no es cabreo, sino miedo. También vale.
Se diría que los informativos no pretenden tanto informar como azuzar sentimientos fuertes como el miedo y el cabreo, sentimientos que ciegan, que cortocircuitan la reflexión sosegada.
Son cada vez más los que desconfían de las noticias, los que buscan el gato encerrado del ébola, lo que rastrean en internet vídeos alternativos donde nos cuentan que hay soluciones naturales para la enfermedad o que nos confirman que hay epidemias peores y más peligrosas de las que no se habla tanto.
Pero quienes desconfían al fin y al cabo siguen dándole vueltas al ébola. A mí me preocupa más de qué no se habla cuando se habla tanto de una sola cosa, que están queriendo ocultar, queriendo tapar, que están tratando que olvidemos.

¿Se han fijado cuánto hace que no se habla de los sobresueldos del PP, del caso Gürtel o cómo las tarjetas opacas de Caja Madrid y Bankia ocupan mucho menos espacio en las portadas del que ocuparían si no hubiera tanto ébola y tanto nacionalismo catalán? Y eso que nos tocan a todos y mucho más cerca, en el bolsillo.