lunes, 26 de mayo de 2014

Un nuevo horizonte

La resaca del fin de semana nos deja ante un horizonte esperanzador. Las intensas emociones futboleras no han conseguido eclipsar las elecciones europeas. Casi la mitad de los ciudadanos que podían votar, lo han hecho. Y lo han hecho en proporciones distintas a la última llamada a las urnas de Europa. Entre PP y PSOE juntos no llegan al 50% de los votos. A pesar de su dominio sobre las televisiones y los medios de comunicación, el bipartidismo ha sufrido un golpe muy fuerte, digan lo que digan sus líderes. Por el otro lado irrumpe con una fuerza enorme PODEMOS, que se convierte en el cuarto partido, detrás de los hegemónicos y de Izquierda Unida.
Desde la nada, en cuatro meses, PODEMOS ha conseguido situarse en una posición de fuerza en el panorama nacional. El mensaje de Pablo Iglesias de romper con la casta de los políticos ha calado en una población que está harta de ver siempre a los mismos, con los mismos discursos, turnándose para que nada cambie. Ya se habla de que en Europa van a pactar Populares y Socialistas, para asegurar la estabilidad del sistema, según dicen, o sea para seguir haciendo lo que dictan los poderes financieros. Ese pacto que en España sugirió Felipe González y por el que se rasgaban las vestiduras los líderes del PSOE, en Europa es lo normal.
En otros países, como Francia, el castigo ha sido peor. Los que han subido han sido los xenófobos de Le Pen. En España hemos tenido más suerte. Podemos es un partido de izquierdas. La gran ventaja de PODEMOS es que ha irrumpido en el panorama y, a diferencia de otros partidos de izquierda, da la sensación de no tener definido un techo máximo de votos, de poder seguir creciendo hasta ser tan grande como los grandes.
Pero no hay que lanzar las campanas al vuelo pensando que estos resultados pueden extrapolarse a las autonómicas y municipales del año que viene.
En primer lugar, en esas elecciones solo se podrá votar listas municipales en donde se hayan conformado listas. Y la sensación es de que, en un año, no va a dar tiempo de extender adecuadamente una red tan amplia. Se corre además el peligro de, por no ir con cuidado, alinear a arribistas, a desertores de otras fuerzas, tan ansiosos de poder y tan inmorales como los mismos contra quienes está luchando PODEMOS.
Además, el modo de contar los votos en las municipales y autonómicas es diferente. Gracias a la ley electoral que Cospedal se ha preparado a la medida, más o menos con los pocos votos que ahora ha obtenido, volvería a revalidar la mayoría absoluta.
Por otra parte, PODEMOS ya no es una sorpresa. Hasta ahora, como no le tenían miedo, los medios de comunicación, casi todos controlados por el PP, le han dado cancha. Ahora no le van a dar ni agua. Ya le he escuchado a algún tertuliano soltar, sin despeinarse, algo así como que Pablo Iglesias militó en ETA y que es un maltratador.
Pero el mayor problema lo va a tener con sus posibles alianzas. PODEMOS e Izquierda Unida se dirigen a un electorado muy parecido. Se están quitando votos el uno al otro. Lo natural sería unirse. De hecho, los líderes de ambos partidos han aludido a esa posibilidad, sin entrar en honduras. Sin embargo, el electorado de izquierdas ha demostrado ser extremadamente sensible y extremadamente voluble. Cualquier mínima variación en sus expectativas supone que retirarán la confianza. Y las diferencias entre PODEMOS e Izquierda Unida, que vistas desde fuera parecerían insignificantes, vistas desde un votante de izquierdas pueden ser abismales.
Con lo que, quizá el mayor de todos los problemas de PODEMOS es cómo manejarse a partir de ahora en estos espinosos desfiladeros.