A lo mejor, de verlo cada día,
empezó a parecernos normal y hemos dejado de verlo. Por eso conviene
recordarlo. Vivimos en un país que tiene siete millones de parados, entre los
que se apuntan al Inem, los que han desistido ya de apuntarse y los que están
subocupados, es decir que no ganan lo suficiente para vivir.
Vivimos en un país que no ayuda en absoluto a más de la mitad de esas personas sin trabajo a acceder a los artículos de primera necesidad, alimento, casa, agua, electricidad, sin discriminar entre niños y ancianos. Vivimos en un país que ayuda a los bancos a echar a los ciudadanos de sus casas y que permite a los bancos seguir cobrándoles la hipoteca de las casas que ya no tienen y en las que ya no viven. Y se recogen más de un millón de firmas contra estos desahucios y nuestro parlamento ni siquiera lo tramita. Vivimos en un país que cierra hospitales, que reduce el número de sanitarios, que reduce el número de profesores, que amontona a los niños en las escuelas como si fueran ganado. Vivimos en un país que instala vallas con cuchillas para que no entren los extranjeros pobres y que los tira de la valla y los arroja apaleados de vuelta al otro lado de la frontera, sin mirar si están heridos o muertos. Vivimos en un país cuya policía carga y destruye las lanchas de pacifistas, y los hiere y los maltrata sin miramientos, para defender los intereses de empresas petroleras que ni siquiera son de todos, que son privadas. Vivimos en un país donde los políticos se apropian del dinero común y lo sacan se lo llevan a paraísos fiscales, a cambio de unas semanas en la cárcel, cuando van a la cárcel, que es pocas veces. Todo esto lo está viendo el mundo. Esta es la verdadera marca España, tan cacareada.
Vivimos en un país que no ayuda en absoluto a más de la mitad de esas personas sin trabajo a acceder a los artículos de primera necesidad, alimento, casa, agua, electricidad, sin discriminar entre niños y ancianos. Vivimos en un país que ayuda a los bancos a echar a los ciudadanos de sus casas y que permite a los bancos seguir cobrándoles la hipoteca de las casas que ya no tienen y en las que ya no viven. Y se recogen más de un millón de firmas contra estos desahucios y nuestro parlamento ni siquiera lo tramita. Vivimos en un país que cierra hospitales, que reduce el número de sanitarios, que reduce el número de profesores, que amontona a los niños en las escuelas como si fueran ganado. Vivimos en un país que instala vallas con cuchillas para que no entren los extranjeros pobres y que los tira de la valla y los arroja apaleados de vuelta al otro lado de la frontera, sin mirar si están heridos o muertos. Vivimos en un país cuya policía carga y destruye las lanchas de pacifistas, y los hiere y los maltrata sin miramientos, para defender los intereses de empresas petroleras que ni siquiera son de todos, que son privadas. Vivimos en un país donde los políticos se apropian del dinero común y lo sacan se lo llevan a paraísos fiscales, a cambio de unas semanas en la cárcel, cuando van a la cárcel, que es pocas veces. Todo esto lo está viendo el mundo. Esta es la verdadera marca España, tan cacareada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario