sábado, 22 de febrero de 2014

Bajar los impuestos



El fin de semana pasado se celebró la convención nacional del Partido Popular. Es estimulante, en medio de la crisis que nos sobrecoge y de los recortes que nos oprimen, que aún haya gente tan contenta y tan celebradora. Se aplauden, se sonríen. ¿Quién ha dicho que los dividen minucias como la ley del aborto? De todos modos, para que nadie se desoriente, Rajoy lanzó uno de esos mensajes cargados con ese pegamento que lo pega todo en la derecha, hasta los pedazos más rebeldes: vamos a bajar los impuestos.

Es uno de esos mensajes vacíos que sirven para llenar los oídos. Vamos a bajar los impuestos.
No aclara cuáles son los impuestos que van a bajar. Porque los hay de varios tipos. Están los impuestos que pagamos los asalariados, que en ciertos casos constituyen la mitad del sueldo. Son los impuestos que ahora mismo están sosteniendo el país.
Luego están los impuestos que pagan los capitales, las grandes empresas y las Sicad. Una minucia en realidad. Un uno por ciento de lo que facturan.
Esos son los impuestos directos. Los asalariados pagan el veinte, el treinta por ciento de lo que ganan. Las grandes empresas un uno por ciento de lo que facturan.
Luego están los impuestos indirectos. Esos los pagamos todos por igual, pobres y ricos, en la medida en que compramos y usamos las cosas. El impuesto indirecto por antonomasia es el IVA, que hace año y medio subió este mismo gobierno de una forma vertiginosa.
La pregunta es, en cuáles de estos impuestos está pensando el señor Rajoy cuando dice que va a bajar los impuestos. ¿Se refiere a los directos de los asalariados? ¿A los indirectos que pagamos todos? ¿O se refiere a ese uno por ciento que pagan las grandes empresas?
Lo más preocupante de todo es que con los impuestos el estado sostiene los servicios públicos. O sea, la educación, la sanidad, las ayudas a los dependientes. Si se bajan los impuestos, bajan las cantidades que se pueden destinar a estos servicios que ya han sufrido los más grandes recortes de la historia de la democracia.
Además está el desempleo. Que no nos digan que la crisis se ha acabado mientras siga aumentando el número de parados. La televisión valenciana y la cocacola son los últimos despidos masivos. Con esta ley laboral que tenemos, la recuperación no la van a encabezar las grandes empresas. La tiene que encabezar el Estado contratando médicos, profesores, enfermeras, administrativos, conserjes, etcétera. Y para contratarlos necesita dinero, que solo puede reunir subiendo los impuestos de aquellos que pueden pagarlos, los que todavía tienen margen para pagar. Las grandes empresas, los sicad.
De modo, que en medio del jolgorio y la alegría de la convención del PP, el mensaje de Rajoy es, que bajará los impuestos. Que traducido al día a día, significa más de lo mismo. Más recortes, más paro, menos servicios para los ciudadanos.

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