El fin de semana pasado se celebró
la convención nacional del Partido Popular. Es estimulante, en medio de la
crisis que nos sobrecoge y de los recortes que nos oprimen, que aún haya gente
tan contenta y tan celebradora. Se aplauden, se sonríen. ¿Quién ha dicho que
los dividen minucias como la ley del aborto? De todos modos, para que nadie se
desoriente, Rajoy lanzó uno de esos mensajes cargados con ese pegamento que lo
pega todo en la derecha, hasta los pedazos más rebeldes: vamos a bajar los
impuestos.
Es uno de esos mensajes vacíos que
sirven para llenar los oídos. Vamos a bajar los impuestos.
No aclara cuáles son los impuestos
que van a bajar. Porque los hay de varios tipos. Están los impuestos que
pagamos los asalariados, que en ciertos casos constituyen la mitad del sueldo.
Son los impuestos que ahora mismo están sosteniendo el país.
Luego están los impuestos que pagan
los capitales, las grandes empresas y las Sicad. Una minucia en realidad. Un
uno por ciento de lo que facturan.
Esos son los impuestos directos. Los
asalariados pagan el veinte, el treinta por ciento de lo que ganan. Las grandes
empresas un uno por ciento de lo que facturan.
Luego están los impuestos
indirectos. Esos los pagamos todos por igual, pobres y ricos, en la medida en
que compramos y usamos las cosas. El impuesto indirecto por antonomasia es el
IVA, que hace año y medio subió este mismo gobierno de una forma vertiginosa.
La pregunta es, en cuáles de estos
impuestos está pensando el señor Rajoy cuando dice que va a bajar los
impuestos. ¿Se refiere a los directos de los asalariados? ¿A los indirectos que
pagamos todos? ¿O se refiere a ese uno por ciento que pagan las grandes
empresas?
Lo más preocupante de todo es que
con los impuestos el estado sostiene los servicios públicos. O sea, la
educación, la sanidad, las ayudas a los dependientes. Si se bajan los
impuestos, bajan las cantidades que se pueden destinar a estos servicios que ya
han sufrido los más grandes recortes de la historia de la democracia.
Además está el desempleo. Que no nos
digan que la crisis se ha acabado mientras siga aumentando el número de
parados. La televisión valenciana y la cocacola son los últimos despidos
masivos. Con esta ley laboral que tenemos, la recuperación no la van a
encabezar las grandes empresas. La tiene que encabezar el Estado contratando
médicos, profesores, enfermeras, administrativos, conserjes, etcétera. Y para
contratarlos necesita dinero, que solo puede reunir subiendo los impuestos de
aquellos que pueden pagarlos, los que todavía tienen margen para pagar. Las
grandes empresas, los sicad.
De modo, que en medio del jolgorio y
la alegría de la convención del PP, el mensaje de Rajoy es, que bajará los
impuestos. Que traducido al día a día, significa más de lo mismo. Más recortes,
más paro, menos servicios para los ciudadanos.
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