lunes, 9 de febrero de 2015

Terrorismo de Estado

A veces se nos olvida que los medios de comunicación tienen otras funciones aparte de informar.
Cuando encendemos la radio, leemos el periódico o ponemos las noticias en la tele, lo que buscamos es saber lo que ha pasado en el mundo. Eso es informarnos.
Pero a los propietarios de los medios el que nosotros estemos informados les interesa menos que otras cosas. Por ejemplo, prefieren que les ayudemos a mantener la situación como está porque, si sigue como está, ellos seguirán ganando mucho dinero.
Para nosotros, los medios de comunicación son nuestra manera de saber lo que pasa en el mundo. Para los propietarios de los medios, los medios son un instrumento para que las cosas estén como a ellos les conviene.
Qué hacen entonces. Pues nos ofrecen la realidad que a ellos les interesa y nos ocultan la que no les interesa. También procuran convencernos de lo que nos conviene y de lo que no nos conviene. Es decir, convierten los medios de comunicación en medios de persuasión.
¿Cómo? Utilizan nuestros sentimientos. El más efectivo de todos es el miedo. Saben que una persona asustada es una persona paralizada, que no actúa, que no piensa.
El diccionario de la Real Academia define terror como miedo muy intenso. Y define terrorismo como dominación a través del miedo. No solo son terroristas los que amenazan con las armas. Los que intentan dominar asustando a través de la información también son terroristas. Y si intentan asustar desde el gobierno, están practicando el terrorismo de Estado.
En los últimos meses y en los meses que vienen, como se acercan elecciones, van a oír decir muchas cosas que tienen como objetivo asustarles. Asustarles en general y asustarles contra algunos partidos y personas en particular. Aquellos partidos y personas que proponen que las cosas cambien.
Porque los Terroristas de Estado y los medios de comunicación que son propiedad de los que mandan, que son casi todos, lo que quieren es que las cosas sigan como están. Y están dispuestos a crear todo el miedo que haga falta para que así sea.
Nuestra obligación es saberlo e intentar distinguir lo que es verdad de lo que quieren hacernos creer.


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